Es en el origen etimológico de la palabra Concreto sobre el que se asienta la selección de obras que forman parte de esta muestra; cada una de las piezas que la integran deviene de la investigación sobre forma, espacio, geometría y movimiento que el artista viene desarrollando en su trabajo.

Una vez establecidas las mallas geométricas, funcionan como trazos invisibles; son, el sostén compositivo sobre el cual los elementos se despliegan, se mueven y desplazan hasta lograr estabilizarse permaneciendo inmóviles en una posición. Esa relativa calma se consigue tras trazar numerosas líneas, descifrar puntos de cruce, jerarquizarlos y fijarlos en el espacio-tiempo.
Independientemente de la dimensión real de cada obra, hay otra sugerida, que pretende abarcar un espacio mayor al prolongar los hilos de alambre en una continuidad abierta cuyo efecto de extensión se recalca mediante la sombra arrojada sobre la superficie de apoyo.

Cada pieza es así el registro de un ‘momentum’, en el que se recogen materiales, colores y formas superponiéndose y entrecruzándose de conformidad con un orden geométrico análogo entre ellas. Visible o no para el observador, es esa razón estructurante la que le otorga soporte a los elementos del ensamble, determinando el lugar preciso en que cada componente se incorpora. Así, finalmente, se logra un constructo total, un objeto tridimensional en el que las partes constituyen un todo integrado e indisoluble.

Texto curtorial de Ana María Marin M.