Alejandro Coita
Cápsulas
Una de los elementos más llamativos de Barcelona: Los vagabundos de la chatarra es el trazo vigoroso y desgarrado con el que han sido dibujados sus personajes. Aunque no se trata de un dibujo realista, sirve así para resaltar los rasgos y la vitalidad de los individuos que habitan esa otra ciudad que se mueve bajo “la, pese a todo, bella Barcelona” (Carrión y Sagar 5). Me refiero, desde luego, a Poblenou y a su complejo entramado de naves industriales, en donde cientos o miles de inmigrantes indocumentados se ganan la vida con el pujante negocio de la chatarra. Gracias al enfoque documental que los autores le han dado a este cómic, han conseguido aprehender, en poco más de cien páginas, el espíritu de una ciudad que respira como si tuviese vida propia. Una ciudad de cuyo origen no somos testigos y de cuyo final jamás nos enteraremos (acaso porque no lo tiene), tal como ocurre con el Baltimore de The Wire, obra maestra televisiva de David Simon.
La primera clave de Los vagabundos radica en su acercamiento honesto y directo a los protagonistas del drama de la chatarra. Carrión y Sagar se dibujan a sí mismos dentro del cómic, de modo que son estos narradores-personajes (la representación ficcional de los autores) quienes recrean la investigación real que tuvieron que llevar a cabo a fin de acometer la obra. Los vemos discutir, tomar notas, manejar la bicicleta, emitir opiniones e interactuar con los habitantes de la ciudad. El valor testimonial del cómic es fundamental para su elaboración, y constituye además un guiño a Reportajes, de Joe Sacco, obra precursora del género del cómic documental.
Carrión y Sagar en bici. (Barcelona: Los vagabundos de la chatarra. Viñeta 2 de la página 23)
En cierto sentido, Los vagabundos es un cómic sobre ruedas. Carrión y Sagar utilizan bicicletas para desplazarse por Barcelona y las rueditas de los carritos de mercado de los chatarreros conforman “la banda sonora de esta ciudad”(6). El movimiento en la obra es constante, pues la perspectiva que tiene el lector va siempre de un lugar a otro: de los muelles a los calles, de las oficinas a las naves okupadas, de los lugares públicos y evidentes hasta las zonas más desconocidas de la ciudad. No es un juego de opuestos, sino, tal como ocurre con The Wire, la forma de mostrar la complejidad de la vida urbana en todas sus facetas. En el caso de la serie televisiva, cada una de sus cinco temporadas está enfocada en un aspecto específico de la ciudad de Baltimore (la venta de drogas, el contrabando portuario, el sistema político, las escuelas y la prensa), de modo que al final el espectador tiene la sensación de haber asistido a la construcción de un verdadero microcosmos rico en matices. La televisión y el cómic son dos medios distintos, desde luego, y para competir con ese nivel de ambición haría falta que a Los vagabundos siguieran nuevas historias que diesen a Barcelona la misma profundidad y amplitud.
Siguiendo la estela de Sacco, Carrión y Sagar van al encuentro con los chatarreros de Poblenou para obtener de primera mano el testimonio sobre la vida en las naves okupadas. Estas personas, muchas de las cuales provienen de África y de países pobres de Europa, viven con la angustia constante de no saber cuándo van a ser desalojadas, encarceladas o expulsadas de sus hogares, lo que constituye un verdadero drama existencial. Decía Simone Weil que “echar raíces quizá sea la necesidad más importante e ignorada del alma humana” (51), y eso es precisamente lo que les ha sido vedado a estos individuos, ya sea por las precarias circunstancias de vida en sus países de origen o por su condición de foráneos e indocumentados en la nación donde han ido a parar. En ese sentido, el trabajo periodístico de los autores cobra un carácter de denuncia que puede sintetizarse con palabras de Joe Sacco: “Lo que importa del periodismo es el compromiso. Los hechos importan. La realidad importa. Las víctimas imperan. Hay que cuestionar el poder. Esos son los grandes fundamentos morales que hay que defender” (Carrión y Sagar 100). Para darle todavía mayor sustento a esta tesis, los autores han insertado en el cómic fotografías reales, tuits reales, correos electrónicos auténticos y hasta imágenes satelitales de Barcelona obtenidas por Google Maps.
Bocadillos de diálogo sobre una imagen satelital de Barcelona obtenida con Google Maps. (Barcelona: Los vagabundos de la chatarra. Viñeta 3 de la Página 66)
Es posible darle a The Wire una lectura similar; a saber: el carácter denunciante contra las instituciones de una ciudad que parece estar corrompida desde sus cimientos, Es posible darle a The Wire una lectura similar; a saber: el carácter denunciante contra las instituciones de una ciudad que parece estar corrompida desde sus cimientos, contagiando de este gen maligno a todos sus habitantes, sin distingo de oficio, credo, raza o clase social. A propósito de este aspecto, Vargas Llosa dice:
Sorprende que la televisión de Estados Unidos -la HBO en este caso- haya producido una serial que critica a la sociedad y a las instituciones de ese país de una manera tan feroz. Probablemente en ningún otro hubiera sido posible; pero, esto no es novedad, pues tanto en el cine como en la televisión norteamericanos es frecuente esa visión destemplada y beligerante de sus políticos, empresarios, jueces, carceleros, banqueros, militares, policías, sindicalistas, profesores, etcétera. La diferencia es que aquellas críticas suelen ser individualizadas: son sujetos concretos los que se corrompen y delinquen, excepciones negativas que no afectan la esencia benigna del sistema. En The Wire ocurre al revés; es el sistema mismo el que parece condenado sin remedio, pese a que algunos de quienes trabajan en él sean gentes de buena entraña y hasta heroicos idealistas como Howard Colvin. (pár. 2)
Pero no hay que confundir las cosas: más allá del valor documental de Los vagabundos y del carácter crítico de ambas obras, se trata, al fin y al cabo, de universos ficcionales, mundos posibles e incompletos que nos acercan a la realidad de manera sesgada y subjetiva. Nunca la realidad será totalmente asible por la literatura, la televisión o el cine, y en el juego de intentar aprehenderla hay siempre algo (o mucho) que queda por fuera. En el caso del cómic de Carrión y Sagar habría que preguntarse qué ocurre con lo que no ha sido dibujado, visto o testimoniado, qué hay detrás de los teléfonos que no han sido contestados, de las puertas que no han sido abiertas, de los lugares que no fueron visitados y de los personajes que se han negado hablar con los autores. Todo esto pasa a formar parte del terreno de la conjetura y de la realidad inaprensible por el arte.
Tuits reales en la viñeta. (Barcelona: Los vagabundos de la chatarra. Viñeta 2 de la Página 89)
Antes me he referido los inmigrantes indocumentados que habitan las naves de Poblenou, los auténticos protagonistas de la «verdad oculta» en Los vagabundos de la chatarra. Es necesario decir que, dentro del espacio geográfico y cultural de una ciudad, los inmigrantes (legales o indocumentados) ocupan un lugar importante. Estas personas llegan a una nueva urbe cargando consigo experiencias muy distintas y una cultura que refleja valores intrínsecos al país de origen, y en el proceso de conformación de la ciudad van dejando su huella, así como la nación que los recibe también marca su impronta en ellos. No creo que haya mejores palabras para describir esté fenómeno que las de José Luis Romero:
Prolíficos en sus lugares de origen, los inmigrantes lo siguieron siendo en las ciudades en las que se fijaron donde constituyeron un conjunto agregado, perdido en la complejidad tradicional. Una vez instalados, siguieron aumentado en número. Familias numerosas se arracimaban en los antiguos barrios pobres o en las zonas marginales de la ciudad, acaso agrupadas por afinidades de origen los de un mismo pueblo o una misma región. Y a medida que el grupo crecía, su presencia de hacía más visible y alertaba acerca del fenómeno demográfico que se estaba produciendo. (323)
Aunque Romero se refiere en particular a los procesos migratorios que vivió México a principios del siglo XX, y que constituyeron lo que él denomina «explosión urbana», considero que se trata de una síntesis universal del papel que los inmigrantes desempeñan en el desarrollo de una ciudad de cualquier lugar del mundo. De hecho, y aunque muchos de ellos se integran a la vida cotidiana con la precariedad de su condición de indocumentados, no dejan de establecer lazos afectivos con la nueva ciudad e, incluso, con residentes autóctonos de las nuevas regiones a las que han llegado. En Los vagabundos no son pocas las veces que los chatarreros hablan sobre asuntos de su vida íntima, de sus amores, de antiguas amantes y de nuevos afectos. Más allá del aspecto socioeconómico, esto refleja que la complejidad de las relaciones humanas trasciende cualquier de barrera, sea cultural, social o idiomática.
Confesión de un chatarrero. (Barcelona: Los vagabundos de la chatarra. Viñeta 1 de la Página 71)
Algo parecido ocurre en la última temporada de The Wire, cuando Scott Templeton y otros reporteros de The Baltimore Sun son enviados a las calles de la ciudad con el objeto de rastrear el llamado «dickesian aspect» en la realidad de los indigentes, lo que les permitirá apelar a la empatía de los lectores del periódico e influir en la opinión pública. Solo así, y cinco temporadas después de conocerlo, nos enteramos de algunos detalles de la vida íntima de Bubbles, entrañable vagabundo que callejea por la ciudad empujando su carrito de mercado, por citar un ejemplo concreto. Aunque el origen de la atención que reciben estos seres marginados por parte de los medios y la prensa es verdaderamente cínico y enrevesado, funciona como mecanismo lógico, dentro la ficción televisiva, para que el espectador se acerque a estos personajes y los coteje con sus pares de carne y hueso; a saber, los verdaderos indigentes que hay en cualquier ciudad.
Bubbles (Andre Royo) y su amigo Johnny (Leo Fitzpatrick) huyen con el carrito de mercado tras cometer un hurto. Fotograma de la tercera temporada de The Wire (HBO, 2004). Dirigido por Ed Bianchi. Tomado de IMDB.
Esta tal vez sea la mayor lección que uno pueda extraer de estas obras: aunque se trate de personajes de ficción, basta con echar una mirada a las calles de Baltimore o a los rincones de Poblenou para saber que tienen su germen en la realidad. Y son estos seres reales en donde hay que poner el acento. El sentido crítico de Los vagabundos de la chatarra y The Wire se sustenta en esta comprobación que cualquier habitante de Barcelona o Baltimore puede hacer. No se trata de ciudades paralelas, sino de una realidad ignorada por el poder e invisibilizada por la dinámica social. Pero ellas mismas funcionan como un organismo vivo, con sus propios mecanismos y normas, y con toda una «fauna humana» que en poco o nada se distingue de nosotros.
Scott Templeton (Tom McCarthy) entrevista a un indigente (Ptolemy Slocum). Fotograma de la quinta temporada de The Wire (HBO, 2008). Dirigido por Agnieszka Holland. Tomado de IMDB.
Barcelona: Los vagabundos de la chatarra (Cómic)
Año: 2015
Género: Documental, Drama
Autores: Jorge Carrión y Sagar Forniés
País de origen: España
Formato: Cartoné
Tamaño: 19 x 26
Páginas: 102 (Color)
ISBN: 978-84-679-1883-0
The Wire (Serie de televisión)
Años: 2002-2008
Género: Drama, Crimen
Productora: HBO
País de origen: Estados Unidos
Creada por: David Simon
Dirección: David Simon, Joe Chappelle, Ernest R. Dickerson, Clark Johnson, Ed Bianchi, Steve Shill, Daniel Attias, Timothy Van Patten, Agnieszka Holland, Brad Anderson, Clement Virgo, Rob Bailey, Elodie Keene, Christine Moore, Alex Zakrzewski, Anthony Hemingway, Seith Mann, Milcho Manchevski, Peter Medak, Gloria Muzio, Robert F. Colesberry, Thomas J. Wright, Leslie Libman, Jim McKay, David Platt, Joy Kecken, Scott Kecken, Dominic West.
Guion: David Simon, Ed Burns, Joy Kecken, Rafael Álvarez, Chris Collins, George Pelecanos, Richard Price, Dennis Lehane, David Mills, William F. Zorzi, Eric Overmyer.
Reparto: Dominic West, John Doman, Idris Elba, Frankie Faison, Larry Gilliard, Jr., Wood Harris, Deirdre Lovejoy, Wendell Pierce, Lance Reddick, Andre Royo, Sonja Sohn, Chris Bauer, Paul Ben-Victor, Clarke Peters, Amy Ryan, Aidan Gillen, Jim True-Frost, Robert Wisdom, Seth Gilliam, Domenick Lombardozzi, J. D. Williams, Michael K. Williams, Corey Parker Robinson, Reg E. Cathey, Chad L. Coleman, Jamie Hector, Glynn Turman, Clark Johnson, Tom McCarthy, Gbenga Akinnagbe, Neal Huff, Jermaine Crawford, Tristan Wilds, Michael Kostroff, Michelle Paress, Michael B. Jordan, Leo Fitzpatrick, Isiah Whitlock, Jr.
Idioma: Inglés
Número de temporadas: 5
Número de episodios: 60
Duración por capítulo: 60 minutos.
Referencias
Carrión, Jorge y Forniés, Sagar. Barcelona: Los vagabundos de la chatarra. Barcelona: Norma, 2015.
Romero, José Luis. Latinoamérica, las ciudades y las ideas. Buenos Aires: Siglo XXI, 2004.
Simon, David, creador. The Wire. HBO, 2008.
Vargas Llosa, Mario. “Los dioses indiferentes”. Diario El País. 23 de octubre de 2011. Consultado el 9 de febrero de 2020.
Weil, Simone. Echar raíces. Madrid: Trotta, 1996.
Alejandro Coita Sánchez (Caracas, 1992) es estudiante de Letras en la Universidad Central de Venezuela. Obtuvo una mención en el Concurso Nacional de Minicuentos “Los Desiertos del Ángel” (2012), el segundo lugar en el X Premio de Cuento Policlínica Metropolitana para Jóvenes Autores (2016), una mención especial en el IX Premio Patricia Sánchez Cuevas (España, 2019) y fue finalista en el XVII Certamen Internacional de Microcuentos Fantásticos de la Revista Digital miNatura (España, 2019). Algunos de sus relatos han sido publicados en los portales Letralia y FiccionBreve, así como en antologías en Venezuela y España.
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