Daniella Barbarito
Fotogalería
Música blanca. Intimidad que canta sus brotes frente al espejo. Quietud y danza. Tensión y con-tención. Polaridad.
El encuentro de los opuestos —que no son más que el anverso y el reverso del mismo sujeto— encarna en el obstinato de reflejos, la marcha in absentia presente en la serie de imágenes.
En ellas, el autorretrato alza la voz cantante del discurso, mientras que los elementos en derredor hacen coro en el entramado visual: sombras, sillas, espejos y escaleras encaran al sujeto más allá de la utilería, hasta convertirse en claros directores de escena. Las sombras dibujan proyecciones oníricas del propio retratado. Los espejos repiten su vibración incesante en todas las esquinas. La escalera evoca una suerte de puente vertical hacia lo Otro. Y la silla se eleva como el acertijo central, sobre la que reposan invisibles la pregunta y la espera.
Más allá de cualquier invitación al pensar, la memoria halla refugio en los espacios vacíos. El Yo se busca en el Otro que mira desde el espejo, fabrica orillas imaginarias y palpa sin tocar. Asistimos así, a un ritual casi esotérico donde la dualidad lleva la batuta: Ausencia y presencia, sueño y vigilia, feminidad y androginia, luz y sombra, recuerdo y olvido. Cada figura conjura en su aparición, un gesto lúdico que resume la interacción sensual del sujeto con la sed de su otredad. Una sed que insufla de vida a las cosas que le rodean, al mismo tiempo que Sísifo vuelve a comenzar y a comenzar y a comenzar.
Daniella Barbarito (Caracas, 1992)
Egresada de la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela (2014). Ha realizado talleres de fotografía digital y documentalismo en Roberto Mata Taller de Fotografía. Actualmente vive y trabaja en Madrid.
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