Efraín Ugueto
Hoja de artista
El hombre sólo es hombre en la superficie.
Quitas la piel, disecas:
Aquí empiezan los mecanismos, entonces te pierdes en una sustancia insondable, ajena a todo lo que conoces y sin embargo esencial.
-Paul Valéry, Cahier B.
Mi proceso ha sido un camino extenso de exploración hacia los adentros del significado del ícono; la imagen como dispositivo estético y la reinterpretación de sus características más inciertas. En la actualidad las imágenes que investigo son aparentemente disímiles; se mezclan dando como resultado una diversidad de categorías y pasajes con distinta apreciación, por lo cual, voy descartando y escogiendo de estas simbologías y manifestaciones metafóricas para convertirlas en un lenguaje personal – introspectivo, a su vez, que dialogue sobre temas intrínsecos y alarmantes que percibo de esta sociedad.
Uno de esos caminos se extiende a un sondeo que realicé a partir de la comparación de mitologías y fábulas contemporáneas con respecto a nuestro universo iconográfico popular (catolicismo y santería), sumando por mí parte la recopilación de 21 años de creación de seres re-mitificados. En una etapa muy temprana del proceso creativo surgieron seres con características míticas y fantásticas ya que coloque orejas de personajes de Disney e historietas humanizadas sobre sus cabezas, una manifestación que comenzó a ser muy común en el cosmos de mi trabajo personal.
Miki-Bugs: Ejercicio digital realizado en el año 2007.
Para la comparación, hibridación, conexión y asimilación de imágenes que provienen del mercado audiovisual de masas.
A través de una decantación para la realización de mi propia iconología, emergieron esta variedad de seres de nueva fábula, lo que luego se transformaría en un cosmos mestizo. Llegué a la conclusión de calificar este conjunto de seres mitad fábula contemporánea mitad iconología latina un “TransBestiario”, a propósito del término Transespecies: personas que consideran que están atrapados en un cuerpo humano cuando en realidad pertenecen especulativamente a otra especie.
Es irónico suponer que contemporáneamente las concepciones del ser humano en relación a sí mismo han cambiado. En lo que respecta a hace menos de un siglo, la comparación del hombre con un animal era considerada como grave humillación y degradación. En el recuadro tenemos el dibujo y la pintura de Tognina Gonsalvus de la familia Gonsalvus los cuales padecían una extraña condición física que se fundamenta en poseer grandes cantidades de pelo por todo el cuerpo (Hipertricosis universalis congénita). Exhibido en la corte de Enrique II en 1576 donde se escribe: “se curó de sus hábitos salvajes y aprendió bellas artes y latín”. Un claro ejemplo de la asociación de la apariencia estética y la clase de pensamiento que poseía la colectividad de esa época; en realidad era muy habitual pensar que un individuo podría ser trasformado, sanado y reivindicado a través de la cultura.
Hoy en día existen otros tipos de debate vinculados a la coexistencia de un individuo frente a la sociedad, convirtiéndose en una preocupación principal la libertad de poder elegir, por lo que algunos deciden insertarse en una nueva categoría como nueva especie.
El Transhumanismo considerado como un movimiento cultural, plantea la transformación de la condición humana a través del desarrollo de tecnologías que ayudan a mejorar sus capacidades, tanto perceptivas como físicas y claramente ésto, de una forma relativa, adjudicaría un rasgo positivo al colocar sentidos aumentados que provienen de la condición animal a una persona. Por otro lado, se sigue discutiendo que ser un individuo transespecies como diagnóstico psiquiátrico es algo negativo, calificándose medicamente en la categoría de Disforia de Género, que describe una discordancia entre la identidad consiente de un género y el género asignado al nacer.
Dentro de este conjunto global de ideas existe un mundo hipertrofiado de información (metadata), que nos pone en una perspectiva muy compleja frente a los retos de investigación estética. Es por ello, que mediante ensayos arriesgados y herramientas materiales e inmateriales que estén bajo mi alcance y conocimiento, busco tener la oportunidad plásticamente de reinterpretar el simulacro, la incertidumbre y las diversas particularidades del neo-poder que proyecta clandestinamente nuestro contexto. Las reacciones viscerales como el humor, tristeza, odio, amor, alegría, rabia, confusión, sorpresa etc… producidas por una pieza de arte (incluso las mías) son solo reacciones espontáneas a causa de la irrupción de algún estereotipo o de concepciones alinéales, lo que conlleva a creer en la posibilidad de que diluir los paradigmas de una colectividad sería uno de los caminos más ecuánimes; las obras de arte no todo el tiempo obedecen a la solemnidad, ni la sutileza y ni siquiera a sistemas predominantes de discursos del arte.
A partir de estas reflexiones dentro de mi taller comencé a buscar una manera de transpolar y experimentar esta experiencia estética como objeto y como sujeto, hallando en los móviles digitales de comunicación una extraordinaria herramienta remitificadora y desmitificadora de imágenes, además que es un material al que todos tenemos acceso.
Apoyado en estos términos utilicé una aplicación de reconocimiento de rostro que posee la red social Instagram; un sistema digital (filtro facial) que me permite deformar digitalmente el rostro de un Selfie (Autorretrato) o un semblante humano, transformándolo visualmente en una representación con características zoomorfas, algo así como una postimagen con resultados inquietantes. El creador de esta aplicación se identifica como: @iamcaiglewis2
Es interesante intuir que esta herramienta no tiene como fin reconocer el rostro de una pintura, una escultura o un dibujo. Por lo que decidí ponerlo a prueba obteniendo resultados que se aproximan a un diálogo sensorial que interconecta mis piezas escultóricas y la ciencia actual.
Mutación de un prócer… Recreación Virtual de modelos escultóricos de resina como Híbridos zoomórficos
La confluencia entre la simulación virtual y entidades con potencialidad irónicas tales como imágenes actuales e históricas de políticos de Latinoamericanos y registros de artistas renombrados forma parte de una exploración piloto de identidad regional con el afán de construir un contenido atemporal y extemporáneo, inclusive dentro del terreno de lo efímero y lo permanente. Lo que Mircea Eliade nos habla en la esencia de que lo eterno inevitablemente reaparece dentro de la ironía de lo actual. La invariabilidad no existe, lo que permanece es la falla.
Capturar o construir una metaimagen (“imágenes que se refieren a otras imágenes”. W.J. Thomas Mitchell) a través de un filtro de red social o reconstruir un ícono a partir de modelos virtuales acarrea problemáticas que van más allá de comprender el simulacro de este mundo.
Es por eso que medito en los alcances de lo que no podemos perder de vista y como a través de posibilidades lúdicas, poéticas, irónicas, mixtas y estrategias laterales (métodos no premeditados) me brinden no solo a mí sino a todo investigador plástico, la posibilidad de recrear un cosmos palpable a lo que llamo “Rehistorización intimista”, ya que cada uno de nosotros como artistas ideamos un multi-universo, que goza de sus propias teorías ideológicas, sus propias leyes físicas-sociales, sus ajustadas complejidades moralistas y muchas otras cosas que el devenir nos irá susurrando. Al final el “anartista” lo que ofrece a su espectador cautivo es la escogencia de su propia reflexión, su único y especial fragmento íntimo de la imagen pública.
Efrain Ugueto (Caracas, 1976).
Artista Visual. Actualmente reside y trabaja en Caracas.
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