Inéditos es el nombre de un programa anual concebido y llevado a cabo por La Casa Encendida, espacio dedicado a la exhibición y promoción de las prácticas artísticas contemporáneas ubicado en Madrid, España. Se trata de una convocatoria que impulsa la investigación y fomenta la inserción de jóvenes curadores menores de 35 años en los circuitos profesionales de las artes visuales. Los ganadores de las diferentes ediciones -y ya van por diecisiete- son premiados con la producción de su primera exposición y la edición de un catálogo. El jurado que evalúa las propuestas está conformado por figuras nacionales del ámbito de las artes visuales españolas, pero también incluyen miradas foráneas, convocando a diversas personalidades internacionales. Para la edición del 2019, la responsabilidad de seleccionar los proyectos ganadores estuvo a cargo de João Laia, curadora en jefe del Museo Kiasma en Helsinki, Finlandia; Mery Cuesta, curadora y crítica de arte y Yolanda Romero, jefa de Conservación del Banco de España. Los ganadores de esta última edición fueron Lorenzo García Andrade (Madrid, 1991), Inés Muñozcano (Madrid, 1989) y Sergi Álvarez Riosalido (Sabadel, 1992), con las propuestas expositivas La Pista, Viral identities y Un amor salvaje que arruina nuestra paz, respectivamente.
Quizá la propuesta más audaz y que trasciende los proyectos tradicionales de curaduría es La Pista, de Lorenzo García Andrade: la sala de exposición, el cubo blanco que recibe las obras, se transforma en un espacio deportivo, en una pista de pádel en la cual no hay obra exhibida sino que la misma pista y lo que en ella sucede es, en principio, la obra. Tal como plantea la descripción del proyecto, La Pista es una pista, un campo de juego con sus medidas reglamentarias y sus instalaciones tradicionales que se activa a partir de unas reglas de funcionamiento y unos jugadores. El proyecto es entonces la reproducción de un espacio deportivo en una sala de exposiciones de un centro cultural. Esta operación nos permite reflexionar sobre los márgenes del arte, pues el proyecto diluye los límites de las nociones de artista, obra, curador, exposición, espectador y público pero también tensa conceptos como espacio expositivo, centro cultural vs centro deportivo, gestión cultural o administración de actividades deportivas, etc. Porque en La Pista, lo que se ve es lo que hay: ¿de qué se trata entonces? ¿de una instalación deportiva, de un juego, de una obra de arte, de una exposición? ¿Qué es La Pista? Estas son las interrogantes que se plantea el joven curador Lorenzo García Andrade.
En el marco de la muestra, la pista estuvo constantemente activa. Existían, como en todo centro deportivo, unas reglas que regulaban su uso así como un protocolo de inscripción. Las instalaciones podían alquilarse gratuitamente una hora diaria a través de la web de La Pista, que brindaba información precisa para las reservas. Asimismo, el curador programó una serie de actividades como torneos entre artistas y/o jugadores, diversas clases particulares o zumbapádel, entre otras muchas. Celebramos los proyectos que reinventan o replantean modelos para cuestionar y abrir la reflexión y la mirada no solo en torno a los espacios y a la manera de pensar la curaduría, sino también en torno a lo que se ve, a lo que se exhibe.
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