Desde nuestra condición de isleños del Mar Caribe venezolano hemos explorado y analizado paisajes y espacios en  los cuales, buena parte de las actividades económicas de sus habitantes están asociadas la pesca o a productos artesanales condicionados y determinados por el mar. Así, esos pueblos conformados mayormente por pescadores están determinados por su contexto geográfico. Esta determinación del contexto también fue una característica primordial del trabajo estético que desarrollamos durante nuestra permanencia en el Caribe: un arte que es resultado de un medio, es decir, un trabajo naturalmente condicionado por el ámbito marítimo. Esta propuesta conserva cierta identidad de ese lugar insular que lo engendró a través de los materiales que lo conformaban: el uso de redes de nylon y otras herramientas de pesca, así como también retablos de botes, arenas, salitre, óxido ferroso, veladuras solares o la recolección de otros tantos materiales que varan en la orilla.

Al emigrar a España nos trasladamos al paisaje rural de los campos salmantinos (Salamanca), instalándose en el Centro de Arte “aLfaRa Studio”, ubicado en la Encina de San Silvestre. Allí comenzó un proceso de observación de la vida en la campiña y una relación directa con personajes locales, aplicando una metodología de investigación similar a la usada anteriormente en el Caribe venezolano. Abordando esta vez el campo como si fuese un nuevo tipo de mar, aprendimos sobre oficios y materias que conciernen a la campiña salmantina. Estas experiencias terminaron por replantear nuestro trabajo y enfoque hacia una nueva senda investigativa, caracterizada por el uso constante de materiales asociados a las labores del campo: la paja, la lana de oveja, los crotales, el alambre de espinos, la rafia plástica, entre otros. De estas también partió un estudio de las escenas y paisajes del campo, en donde la presencia y representación pictórica de ovejas aparece como un símbolo de desarrollo económico y social.

“Non terrae plvs vltra” (que traducido al castellano del latín significa “no existe tierra más allá”) resume el mito en el cual Hércules había puesto dos pilares en el estrecho de Gibraltar, suponiendo el fin del mundo, y a través de los cuales los navegantes del mediterráneo no podrían ir más allá. Sin embargo, este lema obtuvo un nuevo poder simbólico a raíz del descubrimiento del nuevo continente, por lo cual hoy en el escudo de España reza alrededor de dos columnas solo el lema resumido a “Plvs vltra”, meramente: “más allá”. Apropiándonos y transformando estas significaciones hemos construido la frase  “Vltra mare est rvra” (“más allá del mar está el campo”), reflexionando sobre el trabajo como una especie de analogía entre mar y campo en donde entendemos y abordamos el campo como otro tipo de mar y vemos reflejada la campiña salmantina española en la superficie del Caribe venezolano.

Esta propuesta asume la práctica artística a través del vínculo con la naturaleza del lugar y la conexión con lo primigenio desde un nexo sostenido con lo orgánico. Esta hibridación se convierte en sustancia que contiene elementos originales para definir la obra, la cual busca plantear ideas que apunten hacia un posible desarrollo rural, explorando lo que este sector puede aportar a los lenguajes actuales del arte. Se parte, entonces, de que el arte contemporáneo, en sus formas de hacerse y pensarse hoy en día, es un medio para replantear modelos primarios de producción en el imaginario colectivo de un país.